Un letrero de neón
avivó mi imaginación. Es tarde para don nadies como yo. No sé qué hacer... Sin tu amor. La soledad me es familiar. Y ya no aguanta ni un combate más mi corazón con un vino tan peleón... Discuto con la pared y a la vez suena en la radio Gardel. Cada loco en su trono de testarudez. No quieras volver donde murió el ayer, la era de la felicidad, y la pasión, sueño de promiscuidad, de lujuria sin tortura ni pena capital, si se besan la ternura y la ingenuidad. |